Luego de meses y meses de investigaciones, no se ha detectado un sólo signo de que los insectos reaccionen al ultrasonido. Si bien algunas pulgas se mostraron inquietas, no fue suficiente para que abandonaran el lugar tratado. Las cucarachas, en cambio, ni siquiera mostraron reacciones al ultrasonido en el rango de 19 a 65 Khz. Estos equipos que se promocionan como ultrasonido para cucarachas, ultrasonido para polillas, ultrasonido para chinches y otros insectos son parte de una historia cada vez más larga de estafas y mentiras que parece que no va a terminar nunca. El mismo aparato se vende como Ultrasonido para palomas o lagartijas. Por lo visto el alto poder de resignación de la gente con la baja probabilidad de accionar legalmente contra los estafadores hace que el negocio de páginas especialmente montadas para timar a la gente prometiéndoles el fin de los insecticidas y venenos químicos sea muy redituable. En los laboratorios de Techline se han probado frecuencias de máxima potencia en saltos de 0.01Khz sin encontrar razones que demuestren su utilidad como erradicadores de insectos. De hecho, en la mayoría de los casos los insectos no mostraron signos de haber detectado o percibido los ultrasonidos, por lo que continuaron con su vida normal sin cambios. La realidad es que son pocos los insectos que se comunican por sonidos, suelen hacerlo por vibraciones de no tal alta frecuencia que suelen entrar dentro del rango audible humano. Al igual que los ultrasonidos para el control de palomas, estos equipos pretenden olvidar la biología del animal y extrapolar o proyectar un efecto fisiológico propio de los murciélagos y los roedores. De hecho la Comunidad Económica Europea obligó a retirar del mercado los erradicadores de insectos por ultrasonido por inservibles. Cuando un equipo no sirve para nada es muy simple afirmar que cubre todo el espectro de plagas y reemplaza a los insecticidas convencionales.