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Plantas Hospedante
Manzanos cultivados y silvestres, peral, membrillero, damasco, ciruelo, duraznero y nogal.
Biología
Las hembras colocan los huevos en forma aislada, sobre hojas y frutos. El ciclo vital se cumple entre 49 a 54 días. Invernan como larvas encapulladas, protegidas bajo la corteza y las resquebrajaduras de los frutales y puntuales, en la base de las ramas principales, restos de ramas y cajones, y en menor medida en el suelo. Estas larvas invernantes completan su desarrollo en la primavera siguiente. La emergencia de los adultos produce los primeros vuelos de la temporada que se inician en septiembre y se prolongan hasta principios de diciembre. La temperatura influye en la actividad de los adultos
Los Gusanos hembras provenientes de larvas invernantes, pueden colocar entre 30 a 70 huevos. En el Alto Valle, la especie tiene aproximadamente entre 3 a 4 generaciones por año, la última incompleta, porque sus larvas permanecen en diapausa invernal. No todos los individuos de una generación empupan de inmediato. En todas las generaciones, una parte no llega a completar su desarrollo sino hasta la primavera siguiente. La proporción de larvas en cada generación que entra en diapausa, es del 1 al 3% en la primera generación, 15% en la segunda y al 85% en la tercera. En la inducción de la diapausa, el fotoperíodo es fundamental, aunque la temperatura y las condiciones nutricionales modulan su expresión.
Después del crepúsculo las hembras inician el “llamado” de los machos mediante la feromona sexual que liberan y que alcanzan su máximo una hora después del crepúsculo(la actividad al amanecer es mínima).
Durante el “llamado” éstas se ubican en la parte más alta del árbol, donde ocurre la cópula e inician la puesta 2 o 3 días después de la emergencia, alcanzando el máximo en los siguientes 5 o 6 días.
Las hembras de la primera y segunda generación efectúan las puestas en una proporción mayor sobre la fruta, poseedora de una kairomona, que produce el olor responsable de estimular este comportamiento. La migración de adultos hacia montes vecinos es consecuencia de la escasez de fruta en el monte de origen, pero el radio de vuelo de las polillas está limitado a unos 50 metros.
Las larvas recién nacidas pueden penetrar en el fruto por varias partes; comúnmente lo hacen por el cáliz y el pedúnculo, o en la parte del fruto que está en contacto con otro o con las hojas. Externamente, se observa un pequeño orificio, rodeado de restos con aspecto de aserrín.
La larva construye una galería que la conduce directamente a la semilla, de la cual se alimenta y desarrolla más rápidamente cuando ésta es inmadura. Cuando la larva penetró por la zona del cáliz, las galerías pueden no observarse, y al cortar el fruto es común encontrar otras excavaciones que corresponden con salidas o túneles de evacuación de excrementos.
Cuando la fruta es pequeña, antes de finalizar su desarrollo, la larva abandona el fruto y penetra en otro. Si bien no es común que haya más de una larva en el mismo fruto, cuando esto ocurre sólo una finaliza su desarrollo, debido al canibalismo. En manzanos con frutas muy arracimadas, es común ver un daño correspondiente a la alimentación superficial de la larva, en contacto con la piel.
La magnitud de los daños varía con la generación de Cydia que está actuando; la fruta que fue atacada en noviembre, cae mucho antes de la cosecha a diferencia de aquella dañada en diciembre y enero, donde cierto porcentaje también cae, pero muy cerca de la cosecha. En cambio, prácticamente toda la fruta atacada durante el mes de febrero, es colectada con larvas en su interior. Los daños provocados por la primera generación del insecto tienen menor incidencia económica relativa y actúa como un raleo. Una alta sobrevivencia de las larvas de la primera generación complica el manejo de las siguientes.
Bajo iguales condiciones de infestación, la manzana es más susceptible al ataque respecto a la pera y en ésta, la variedad Williams es la menos susceptible. No obstante, a partir del mes de diciembre todas muestran un significativo aumento en los porcentajes de fruta dañada. Aunque en condiciones de infestación relativamente baja, la aplicación de controles en noviembre puede no ser necesaria para la variedad Williams, puede tener como consecuencia un incremento en la población de las siguientes generaciones.
Bibliografía: Zoología Agrícola Graciela Mareggiani, Alicia Pelicano
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